Las técnicas de grabado y tallado de cristal fueron adquiridas de actividades similares con piedras preciosas que se llevaban a cabo en la corte de Rodolfo II. De esta manera, en cristales gruesos fue posible realizar tallados, que perfeccionaron y profundizaron los grabados con ayuda de discos de cobre. El cristal grabado de Bohemia se convirtió entonces un el tipo ideal de vajilla barroca, así como un objeto de recuerdo. A partir de fines del siglo 17 inundó los mercados europeos y mundiales y alcanzo una popularidad tal que hasta hizo temblar el mercado del cristal veneciano. Durante esta época, el número de talladores y grabadores de cristal creció rápidamente. Hoy día, podría parecer que el grabado de cristal pertenece al pasado, que es solo una pieza de la historia checa. Todo lo contrario, en realidad lo que ha cambiado son las tecnologías y nuevos materiales reemplazaron a los originales. Sin embargo, afortunadamente, se han mantenido la finura y la habilidad de los grabadores y su trabajo es, al igual que en el pasado, altamente valorado en todo el mundo.
La técnica de grabado de cristal a máquina es un método relativamente nuevo para la decoración de cristal. Esta decoración se lleva a cabo en una máquina controlada por ordenador a la cual se le pueden agregar diferentes técnicas de pintura. Este método de decoración es adecuado para producciones en serie más grandes, en donde es necesario llegar a un precio más bajo en comparación con el grabado manual.
El cristal se produce en hornos de fundido de cristal. El cristal fundido es rígido, de forma irregular, opaco y con burbuja, lo cual debe ser eliminado incrementando la temperatura y agregando diversos agentes clarificadores. El material se sigue mezclando, las burbujas escapan y el cristal se vuelve más delgado y transparente. A este proceso se lo denomina “clarificación”. El cristal clarificado es muy ralo. Para poder seguir trabajando con él, debe enfriarse. A este proceso se lo denomina “bajada”. El cristal recién se empieza a trabajar manualmente o a máquina luego de que haya terminado de clarificar y bajar. En la producción manual, el cristalero sumerge el extremo del tubo de soplado en cristal fundido y le da vueltas para que en él se enrolle un poco de cristal. Deja enfriar un poco el cristal fundido en el tubo de soplado y vuelve a tomar cristal. Realiza esto varias veces, hasta que en el tubo de soplado haya el suficiente cristal fundido. Luego sopla una pequeña ampolla en este cristal, la cual gira hasta obtener una forma oblonga. Coloca la ampolla en un molde (de madera o metal) y sopla.
La fabricación de arañas de cristal en la República Checa tiene una larga tradición. En 1724, el tallador de cristal Josef Palme, obtuvo un permiso para la construcción de arañas, de esta manera, en el pequeño pueblo de Prácheň surgió un taller en donde se fabricaban arañas. Originalmente, el cristal checo no contenía plomo y refractaba la luz de manera limpia y sin distorsión. El cristal plomizo surgió cuando se descubrió que agregar óxido de plomo mejoraba las propiedades ópticas. La presencia de plomo ablanda el cristal, lo cual permite que sea grabado y tallado más fácilmente. El plomo causa que la luz sea refractada, fragmentando los rayos que cruzan el cristal en los colores del arco iris. El cristal plomizo contiene como mínimo 24% de óxido de plomo.